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OS volvemos a encontrar en la pintura de Carrillo las tradiciones de genialidad existentes en los grandes pintores españoles, su don de evocación, la fuerza de sus contrastes, el realismo de sus paisajes y de sus personajes, el equilibrio de sus composiciones. Hay que añadir en este caso impronta de profunda originalidad por la delicadeza, el pudor y la franca sencillez que emanan de sus lienzos luminosos en una armonía de formas y de color.   

 

A través de esta armonía es donde se siente asomar la inquietud de los verdaderos artistas, la necesidad de sentirse admirado y amado por la belleza de su obra y la transparencia de un mensaje gratuito de amor entregado a quien quiera tomarlo como recompensa a unos anhelos de amor.

 

El mensaje viene acompañado de lo que Mario Angel Marrodán ha dado en llamar la poesía del color. Los lienzos de Juan Carrillo son ricos en emoción visual, de una tonalidad encantadora, comparable a la de un Monet o un Cézanne.

 

Esta es la razón por la que no dudo de que el sueño del artista se realizará y que su pintura perdurará en los siglos futuros en los cimacios de los grandes museos del mundo, comenzando por el Prado y el Louvre.

 

Esto es lo que deseo a coro con sus numerosos admiradores, quienes encontrarán un nuevo motivo de afecto por el "pintor-poeta" de Murcia y Extremadura.

                        

                                                                                                                                                             ANDRE CHABAUD,

                                                                                                                                                                       Director del Museo del Louvre, París.

 

 

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